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Las estadísticas reportan que las personas casadas viven mayor cantidad de tiempo, por lo que tratar de mantenerse en ese estado  es inteligente.

Claro que para ello  se debe aprender a manejar los conflictos de manera adecuada, ya que estos generan trastornos de salud física y mental en los miembros de la pareja (enfermedades cardiacas, cáncer, dolor crónico, depresión,  violencia,  alcoholismo,  y hasta aumento de accidentes, entre otros) y también en los hijos (problemas de conducta, depresión,  adicciones, bajo rendimiento escolar y al pasar los años, pueden presentar dificultad para lograr la intimidad, disfunciones sexuales y trastornos en la relación de pareja).

Las principales áreas de conflicto en las parejas son el manejo del poder, la comunicación, la intimidad y la sexualidad. Para solucionar conflictos lo primero es estar en disponibilidad de solucionarlos, analizar la situación siempre teniendo en cuenta a la otra persona.

Es importante aprender a observar atentamente a la pareja, lo que hace y dice, escucharla con sensibilidad, siempre valorando y respetando las diferencias de pensamiento y actitud, comprendiendo que se vive junto a ella, pero que tienen que mantener su  individualidad. 

Hablar siempre en primera persona, para que el otro no se sienta acusado. Ejemplo, si su llegada tarde sin causa ni disculpa te causó malestar, decirle, apreciaría mucho si llegaras más temprano, porque me siento mal cuando llegas tarde.

Es imprescindible que trabajemos individualmente en saber cómo somos, cómo queremos ser y cómo cree nuestra pareja que somos.